Donde hay educación no hay distinción de clases (Confucio, filósofo chino)

lunes, 28 de noviembre de 2011

Etiquetas

Hace unos días una compañera se preguntaba en su blog por qué los alumnos de hoy en día han perdido la motivación. Quizás se puedan dar muchas respuestas y haya otras tantas que desconocemos, pero me gustaría reflexionar acerca de el etiquetaje de los alumnos. Probablemente muchos de ellos hace ya tiempo que tiraron la toalla y perdieron el interés por el mundo académico. ¿Por qué dejaron de creer en ellos mismos? Quizá porque antes de que eso pasara fueron sus profesores los que dejaron de creer en ellos. Nunca hay que dejar de creer en los demás, nunca hay que dejar de creer en uno mismo. Hay muchas etiquetas y probablemente todas existan, pero también es cierto que se está abusando de ellas. Nunca antes habíamos tenido tantos niños hiperactivos, tantos niños con conducta antisocial, o con desorden bipilar. 20 millones de niños son etiquetados con "transtornos mentales" que simplemente se basan en una lista de comportamientos. No hay más pruebas, no se necesitan. Solamente son drogados para que estén "más tranquilos y más centrados". ¿Nadie se ha preguntado si realmente necesitan estar 50 minutos sentados, callados y atentos a la explicación de un soporífero profesor?


domingo, 13 de noviembre de 2011

(DES)INVERSIÓN

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Estamos en crisis. Vaya novedad. Es época de austeridad, época de gastar poco y, sobre todo, época de no gastar el dinero que no tenemos. Sí, hay que gastar poco y ahorrar. Con los tiempos que corren todo vale, todo es justificable. ¿Todo? Sí, todo; también los recortes en los “archiconocidos”  tres pilares de la sociedad del bienestar: política social, sanidad y educación. Recortan y recortan y nosotros quizá nos quejamos un poco al principio, pero pronto lo asumimos sin más. Se hace un recorte y tenemos tema para la tertulia del café o la sobremesa, pero al día siguiente ya nos hemos olvidado de ello. Lo aceptamos. Parece que teníamos asumido de antemano que estos recortes iban a llegar tarde o temprano, son necesarios y no tienen alternativa. Nos han vendido la moto, hay que bajar el nivel de endeudamiento o de lo contrario seguiremos el camino de nuestros vecinos: Grecia, Irlanda, Portugal…

Dejando de lado los recortes en otros ámbitos, con el tijeretazo en educación se está evitando el gasto de unos millones de euros al año, x millones. ¿Cuántos millones? No lo sé, pero creo que debe ser calderilla al lado de todo el dinero que solamente unos pocos privilegiados han ganado. Vale, si recortamos estamos ahorrando un capital monetario. ¿Pero qué pasa como contrapartida? Nos estamos olvidando de otro capital, el capital humano. Que este capital sepa leer y escribir, sumar y restar e incluso tenga una titulación superior puede que sea imprescindible para que el día de mañana nuestra economía, que hoy está enferma, esté sana y fuerte y sea competitiva.

No se trata de gastar por gastar. No se trata de decir que la Administración diga “Això ho pague jo”. Se trata de gastar con cabeza, de gastar en aquello necesario y de recortar en aquello superfluo. Se necesita invertir en recursos materiales y también en recursos humanos. Oh! sí, hay que invertir en capital humano. No puede ser que queramos atender a la diversidad con grupos de 25 o 30 alumnos. Curiosamente, hoy una amiga colgaba en su muro el siguiente texto, que viene al caso (más o menos): “Orgulloso de ser docente. Si un médico, un abogado o un dentista tuviera a 25 personas en su oficia a la vez, todas con diferentes necesidades y algunas que no quieren estar allí y el médico, el abogado o el dentista tuviera que tratarlos a todos con excelencia profesional todos los días durante meses, entonces podrían tener una idea de lo que es el trabajo del docente en el aula. ¡Si eres docente, pégalo en tu muro y siéntete orgulloso!”. Aunque pienso que no sólo se necesita más personal, sino que hay que formar más y mejor al ya existente.

Invertir en educación es costoso, pero no hacerlo puede serlo todavía más. Es una desinversión. Es enterrar el futuro de las personas. Es condenar el futuro del país. Porque los beneficios de la enseñanza son mayores que la inversión que realicemos. Porque los beneficios individuales reportan en el beneficio colectivo.

martes, 8 de noviembre de 2011

Mi primera lectura


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Hoy escribo mi primer post en mi primer blog preguntándome precisamente cuál fue mi primera lectura. Vaya pregunta, ¿no? Si te soy sincero, yo no lo recuerdo. No, no recuerdo que es lo primero que leí. Y no me refiero a si fue una pancarta publicitaria o el título de "Barrio Sésamo" en la pantalla de la tele. Me refiero a la primera lectura "seria" que hice. Quizá fue un cómic de "Mortadelo y Filemón", quizá fue una pequeña história en clase de pre-escolar, quizá fue un libro de lectura, quizá... No lo recuerdo y me gustaría recordarlo. ¿Y si era un cuento?  Sí, quizá fue un cuento. Pero... ¿qué cuento? Los Tres Cerditos, Blancanieves, Caperucita... Sí, era un cuento, estoy seguro. Los cuentos son una buena manera de introducir y de enganchar a los niños al encanto de la lectura. Con los cuentos, comenzamos a descubrir ese "poder de las palabras", como escribe una compañera de clase en su blog. Por eso hoy te invito a visitar dos enlaces:
Encuentos, un sitio donde encontrarás numerosos cuentos infantiles de autores hispanoamericanos y algunos recursos educativos.
-Pequelandia-cuentos, un sitio en el que hay todo tipo de cuentos: clásicos, infantiles, famosos...

Espero que te guste. Y tú... ¿recuerdas cuál fue tu primera lectura?